lunes, 9 de enero de 2012

Adaptación del cuento: "La princesa y los siete bandoleros"

LA PRINCESITA ESMERALDA QUE UNA VEZ CRECIÓ

Había una vez, una pequeña princesa que vivía con su padre, el rey y su madre, la reina en un lugar llamado Sierra Morena al sur de España.

Los tres vivían muy felices en un gran palacio rodeados de muchos lujos y personas de servicio que también se hospedaban en palacio para realizar las diferentes tareas.

La princesita se llamaba Esmeralda, su madre eligió este nombre porque a ella le encantaban las piedras esmeraldas, además tenía un cofre de oro lleno de un montón de ellas.

En palacio se hospedaba, una mujer de servicio que era la que disponía de todas las llaves que abrían todas las puertas de palacio, se llamaba Julieta.
Julieta era una mujer muy ambiciosa y mala, no soportaba a la reina y desde que trabajaba en palacio había estado enamorada del rey durante mucho tiempo.

Un día, la reina se encontraba cansada y decidió quedarse durmiendo en su habitación hasta que se encontrara mejor, ese mismo día el rey se había ido de caza y su hija Esmeralda fue a dar un paseo con otra mujer de servicio que era la que cuidaba de Esmeralda la mayor parte del día. La reina estaba prácticamente sola en palacio.
  
Julieta como disponía de todas las llaves de las puertas de palacio y al ver que ese día la reina estaba sola, decidió abrir la puerta de su habitación.
Cuando entro, la reina estaba dormida, y Julieta la despertó con la escusa de darle un jarabe que le quitaría el cansancio. Pero ese jarabe llevaba veneno y la reina se lo tomó.

El rey llego de caza y su hija también había llegado a palacio. De repente se acerco Julieta a los dos y les informó de la noticia: que se había encontrado a la reina muerta en su cama y que lo sentía mucho, que no sabía cómo pudo suceder tal tragedia.

Dos días antes de morir, la reina le regaló a su hija Esmeralda el cofre de oro lleno de piedras esmeraldas que también había heredado de su madre, es decir de la abuela de Esmeralda.
Esmeralda tenía ocho años cuando su madre murió y aún era muy pequeña. Todos los días la princesa estaba muy triste por la muerte de su madre y siempre antes de dormir abría el cofre y miraba el interior recordando a su madre.

A Esmeralda nunca le cayó bien la ama de llaves, Julieta. Siempre pensó que era egoísta, interesada, ambiciosa y mala, también lo era con ella. Pero Julieta consiguió conquistar al rey y como el rey aun era joven se casó por segunda vez con Julieta. Ella le prometió al rey que sería como una madre para su hija.

Cuando la princesa cumplió la mayoría de edad, se convirtió en una princesa hermosa y muy guapa, fue entonces cuando su madrasta Julieta la empezó a hacer la vida imposible porque la envidiaba y le recordaba a la reina: no la dejaba hacer lo que a la princesa le gustaba y siempre se interponía en los planes de la princesa.

Como  a Esmeralda, no le gustaba vivir con su madrastra y la detestaba, un día decidió irse lejos de palacio, fuera de todos aquellos lujos que la rodeaban y buscarse la vida en otro lugar sin decirle nada a nadie, ni siquiera a su padre.

Pasaron los días y la princesa no encontraba un lugar donde vivir, dormía en la calle y la gente que pasaba le daba algo de comida y dinero. Pero un buen día la princesa con el poco dinero que había conseguido decidió ir a un mercado ambulante para comprar algo de comida y allí encontró a siete hermanos que trabajaban en un puestecito de frutas para ganarse la vida.

Los siete hermanos, no tenían padres y venían de una familia muy humilde. Además eran muy suyos. Cuando la princesa se acercó a comprar, uno de ellos, el más mayor le dijo: “¡qué guapa eres!” “¿cómo tan bella y tan guapa rondando por este lugar? “¡Tienes cara de princesa!” Esmeralda respondió: “soy una princesa y vengo de palacio, pero no quiero vivir con mi madrastra y necesito un lugar donde poder pasar las noches” “¿Podrían ayudarme?” Los siete hermanos se miraron unos a otros, por sus caras parecía que no querían llevar a la princesa con ellos, pero el más mayor, Felipe, que había puesto sus ojos en la princesa y además rondaba su misma edad les dijo a sus hermanos: “¿Por qué esas caras?”, “¡por supuesto que vendrá con nosotros!” “¡hay que ayudar a esta pobre muchacha!”

Al final decidieron llevar a la princesa con ellos. Los siete hermanos Vivian en una pequeña casita en el campo, una casita muy pequeña para ocho personas pero suficiente, podían apañarse bien.

Pasaban los meses, y mientras los hermanos trabajaban en el puestecito, Esmeralda se quedaba en casa haciendo las tareas: limpiaba cuanto podía, les hacía el desayuno antes de que los hermanos fueran a trabajar, les ponía de comer y cuando llegaban cansados de trabajar todo el día, les ponía de cenar. La tenían como una hermana más.

Un día cuatro de los hermanos tuvieron que irse a otro pueblo para trabajar en el puestecito, porque en el mercado donde trabajaban ya no compraba tanta gente y el dinero empezaba a escasear. Los otros tres hermanos incluido Felipe se quedaron con Esmeralda para cuidar de la casa.

En aquel pueblo había un loco que todo el mundo conocía y tenía la fama de encerrar y después matar a todos los forasteros que llegaban a su pueblo.

Días después, el loco de aquel pueblo, se percató que habían llegado cuatro personas que él nunca había visto por el pueblo, así que uno por uno les encerró en un zulo para días después matarles.

 Pero uno de los hermanos, con mucho mucho esfuerzo consiguió escapar por una reja y pudo llegar a su casa e informar a sus otros tres hermanos y a Esmeralda lo que estaba sucediendo.

La princesa no dudo en volver a palacio y pedir a su padre que ayudara a los tres hermanos que quedaban en aquel pueblo tan extraño.

 Felipe ya había puesto sus ojos en la princesa desde el primer día, pero a medida que pasaron los días se había enamorado de ella. Esmeralda también se había enamorado de Felipe, ya que era muy guapo y un chico muy honesto y bueno, además la dio cobijo y ya llevaba bastante tiempo viviendo en su casa, así que al final Esmeralda se enamoró perdidamente de Felipe.

Pero, Esmeralda seguía siendo una princesa y para poder casarse con Felipe, éste tenía que pedir la mano de su hija al rey. Un buen día Esmeralda y Felipe hablaron y decidieron casarse porque estaban enamorados, pero Esmeralda le dijo que ella era una princesa y que si quería casarse con ella, tenían que ir a palacio y pedir su mano al rey. Además tenían que pedirle al rey que ayudara mediante la guardia real a los tres hermanos que habían quedado encerrados en el zulo de aquel pueblo.

Felipe no se lo pensó dos veces. Una mañana la princesa decidió volver a palacio y lo hizo con Felipe.

Los dos se acercaron al rey y éste dijo: “¿Quién eres?”, la princesa respondió: “soy tu hija”, el rey contestó: “¿Qué prueba tienes para que yo pueda creerme que lo eres?” la princesa sacó el cofre de oro con piedras esmeraldas de su madre y entonces el rey supo que verdaderamente se trataba de su hija.

La princesa le dijo a su padre: “Padre, necesito que ayudes a tres hermanos de este joven que quedaron encerrados en el zulo de un pueblo a causa de un loco” y el rey respondió: “¿y quién es este joven que te acompaña?” a lo que la princesa respondió: “es el hombre con el que quiero casarme, padre” “¿y porque abandonaste palacio?” le preguntó su padre; Esmeralda contesto: “ Julieta es una mujer mala y ambiciosa, me hacía la vida imposible a sus espaldas padre, y por eso decidí irme lejos de palacio, pero eso no importa ahora, hay que darse prisa o los hermanos de Felipe morirán”

El rey apresurado ordenó a su guardia ir hacia aquel pueblo para liberar a los hermanos de Felipe que quedaron encerraos. A las dos horas la guardia real llegó a palacio con los tres hermanos, fue entonces cuando Felipe pidió la mano de Esmeralda y el rey aceptó, quería que su hija fuera feliz.

El rey decidió desterrar a Julieta de Sierra Morena cuando su hija le contó todo lo ocurrido, aunque nadie pudo saber que la reina fue muerta a manos de Julieta.

Finalmente, Felipe se convirtió en príncipe, los otros seis hermanos fueron contratados por el rey para prestar servicios en palacio y todos fueron muy felices.


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